viernes, 25 de abril de 2008

Eliptica, cinta, monitor y otras maquinitas del montón.

Ayer me apunté al gimnasio.

Y hablando de gimnasios, mira que me gusta presentar a gente que sospecho que se van a caer bien entre ellos y comprobar que sospechaba bien. Te da ese puntillo de satisfacción pseudocelestino, que de celestino no tiene nada porque lo que iba a ser un “presentamiento” con fines laborales acabó en cervezas, risas, trasnochamientos poco saludables y buerrollismo fantástico, pero no había ningún objetivo sexual (y si lo hay que me avisen que yo me acoplo como buen relaciones púbicas que fui).

Y es que siguiendo con el tema de los gimnasios, uno tiene pocos méritos, pero uno que pocas veces le falla es el de saber qué gente de toda la que le rodea va a caerse bien, e incluso gustarse, fíjese usté. Lástima que cuando me toca buscarme algo para lo mío no suelo atinar bien, pero eso son supongo los inconvenientes de ser un celestino involuntario (que yo a la gente la presento y luego se acaban enrollando entre ellos sin que yo lo pretendiese).

Pues eso, que me he apuntado al gimnasio y con lo que me cuesta tengo intención hasta de ir ….. que mis carnes ya no se mueven con agilidad por los andamios y tengo una obra nueva en ciernes. Se va a reducir mi vida oficinil, y no se si eso me apetece o no.

He dicho ya que me he apuntado al gimnasio?

Chimpúm

1 comentario:

alakazaam! dijo...

Celestina dice, pero qué polite que eres, guayo.

Yo también he sido siempre la MAMPORRERA de la pandilla. El robaamigos me han llegao a llamar gentes distintas, aunque, conste en actas los mezclo y remezclo con estupendos resultados.

Sabías que cada vez que te apuntas al gym alguien lo deja?
Pues eso, que me ha tocado a mí. Ya entrenas por los dos : )